Amor.

Corrientes oceánicas en superficie de la Corriente Kurishio entre el mes de junio del año 2005 y el mes de diciembre de 2007 – NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio –

(Del jap. amorgha).

m. 1. Término marino. Así denominan los marineros a las corrientes oceánicas, habitualmente cálidas, que siempre llevan a buen puerto o abra. Ya aparece recogido en textos del siglo IX, y se tiene certeza de que los primeros en usarlo, tal y como hoy lo conocemos, fueron los pescadores japoneses que tomaban, sin saberlo, la Corriente de Kurishio, que les llevaba a los ricos caladeros orientales. Cuando sus barcos se topaban con esta corriente, navegaban sin peligro, a una velocidad ligera y constante, por lo que los pescadores solían decir “ya nos está llevando el amor”, o bien jalear en voz alta “¡amar, amar, amar!”  Aprendimos a ser fieles. Sabíamos que siempre estaba allí, que el amor nos iba a llevar en volandas cuando, sobre el agua, se cernía una suerte de camino azul oscuro que se perdía hasta el horizonte. Entonces, el viento amainaba de repente, amarinábamos, la madera del casco se borneaba y sumergía suave, lo justo para apenas abrazarse y, sin embargo, desplazarse veloz, como acariciando el aire. En el puente, dejábamos todo trabajo y vivíamos ese presente, esa alegría única, eterna en los huesos, que nos llevaba de regreso a casa. (MOoka Sundry Maritime Observations [Tokio 1786])

2. [amar] de amor. En la costa oriental del Japón y en algunas zonas también costeras del Perú se usa como sinónimo del verbo ver, pues consideran que sólo se ama a quien se ve; que sólo se ve a quien se reconoce o recuerda.

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Un comentario en “Amor.

  1. «….sólo se ama a quien se ve». Gran verdad. Y precioso ese diccionario.

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